Friedrich von Schlegel - Epocas del arte poetico, sobre Homero
Friedrich von Schlegel – Épocas del arte poético: Sobre Homero.
Allí donde algún espíritu vivo aparece ligado a su signo dotado de forma, ahí hay arte, hay distanciamiento para vencer a la materia, para emplear instrumentos, hay un proyecto y leyes de tratamiento. Es por ello que vemos a los maestros de la poesía esforzándose poderosamente por conferirle las formas más diversas. La poesía es un arte, y donde aún no lo es, ha de llegar a serlo, y si lo ha conseguido, de seguro despierta en quienes la aman verdaderamente un fuerte anhelo por conocerla, por comprender la intención del maestro, por captar la naturaleza de la obra, por saber del origen de la escuela y del curso de su formación. El arte descansa sobre el saber, y la sabiduría del arte es su historia.
Es esencialmente propio de todo arte vincularse a lo ya dotado de forma, y por ello la historia se remonta, de generación en generación, de grado en grado, cada vez más en la Antigüedad, hasta la primera fuete originaria.
Para nosotros los modernos, para Europa, esta fuente se encuentra en la Helade, y para los helenos y su poesía lo fue Homero y la antigua escuela de los Homéridas. Se dio allí una fuente inagotable de poesía susceptible de infinitas formas, una poderosa corriente de representación donde una ola de vida bate rugiendo sobre la otra, un mar calmo donde la plenitud de la tierra y el resplandor del cielo se reflejan amigablemente. De igual modo que los sabios buscan el comienzo de la naturaleza en el agua, así también la más antigua poesía aparece en forma fluida.
El conjunto de las leyendas y cantos se congrega alrededor de dos centros diferentes. El uno, una gran empresa común, un hervidero de fuerza y desgarramiento, la gloria del mas intrépido; el otro, la plenitud de lo sensible, de lo nuevo, de lo extraño, de lo excitante, la suerte de una familia, una imagen de inteligencia más sagaz cuando, a pesar de todas las dificultades, consigue finalmente volver a casa. Esta separación originaria preparo y dio forma a lo que nosotros denominamos la Ilíada y la Odisea y a aquello que encontró en ellas justamente un firme sostén para permanecer para la posteridad antes que otros cantos de la misma época.
En la floración de la época homérica vemos en cierto modo el nacimiento de toda la poesía; pero las raíces se hurtan a la mirada, y a las flores y las ramas de la planta surgen, insondablemente hermosas, desde las tinieblas de la Antigüedad. Este caos encantadoramente formado es el germen a partir del cual se organizó el mundo de la poesía antiguua.
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