Minnermo de Colofon a Helios

6 (10 D) 

Helios, pues, consiguió su tarea para todos los días,
y jamas se le ofrece descanso ninguno, ni a el
ni a sus caballos,  en cuanto a la Aurora de dedos rosáceos
abandona el Océano y asciende hasta el cielo.
A el sobre el mar lo transporta su lecho encantado,
cóncavo, moldeado por las manos de Hefesto,
de oro precioso, provisto de alas, sobre las ondas del agua;
durmiendo placido viaja desde el país de las Hesperides
a la región de los Etíopes, donde su raudo carro y corceles
le aguardan, en tanto aparece la Aurora nacida en el alba.
Y entonces se sube a su carro el hijo de Hiperion.

 Johann Baptist Zimmermann, 1700s Helios en su Carro


Traducción de Carlos Garcia Gual, Antología de la poesía lírica griega (Siglos VII-IV)

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