Solon de Atenas su poema y la Guerra con Salamina
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D) Salamina
Yo mismo como heraldo he venido de nuestra querida
Salamina,
Ofreciendo mi canto, el arte de mis versos, en vez de un
discurso,
…¡Querría ser yo entonces Folegandrio o bien Sicinita
en lugar de ateniense, cambiando de patria!
Porque en seguida este dicho se va a propagar por la
gente:
“Ese es uno del Ática, de los que abandonaron Salamina”.
… Vayamos a Salamina, a luchar por la isla querida
Y a apartar de nosotros una infamia terrible.
Traduccion de Carlos Garcia Gual, Antología de la poesía lírica griega (siglos VII-IV a.C.)
Vida de Solón de Atenas 8, 1-3. Plutarco
de Queronea.
Se habían cansado los
ciudadanos de una larga guerra que mantenían por la isla de Salamina con los megarenses
y promulgaron una ley prohibiendo, bajo pena de muerte, que nadie propusiera
por escrito o de palabra que la ciudad debía recuperar Salamina. A Solón le era
difícil sobrellevar esta deshonra y, viendo que muchos jóvenes buscaban un
pretexto para la guerra, pero no se atrevían a iniciarla ellos mismos por causa
de la ley, fingió una pérdida de la razón y se corrió la voz desde su casa a la
ciudad de que estaba loco.
Compuso entonces en secreto
unos disticos elegíacos, practico hasta poder recitarlos de memoria y luego
irrumpió en el ágora tocado con un gorro. Cuando se reunión mucha gente, subió
a la tribuna del heraldo y recito entonando la elegía que comienza así:
Yo mismo vengo como heraldo
de la deseada Salamina
ofreciendo, arte de mis
versos, un canto y no un discurso.
Este
poema tiene el titulo de Salamina y consta de cien versos, compuestos con mucha
gracia. Cuando termino de recitarlos, los amigos de Solón empezaron a
aplaudirle; en especial Pisístrato incitaba a los ciudadanos y los animaba a
obedecer sus palabras. Entonces derogaron la ley y otra vez emprendieron la
guerra, poniéndose a las órdenes de Solón.
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